reflexión: dependiendo siempre de Dios



Deuteronomio 8: 11-14
»Sin embargo, ¡ese es el momento cuando debes tener mucho cuidado! En tu abundancia, ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios al desobedecer los mandatos, las ordenanzas y los decretos que te entrego hoy. Pues cuando te sientas satisfecho y hayas prosperado y edificado casas hermosas donde vivir, cuando haya aumentado mucho el número de tus rebaños y tu ganado, y se haya multiplicado tu plata y tu oro junto con todo lo demás, ¡ten mucho cuidado! No te vuelvas orgulloso en esos días y entonces te olvides del Señor tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en la tierra de Egipto.

Un hermano en un testimonio contaba cuando una vez nadaba en unas aguas calmas y transparentes. Cruzó al otro lado y se sintió orgulloso de su capacidad física, ya que no tuvo problemas en hacerlo con facilidad. Respiró satisfecho.
¿Cuál fue su sorpresa, cuando no podía devolverse?. La corriente lo había engañado ya que su fácil desplazamiento, no se debió a su fuerza, sino al movimiento del agua.

En nuestra relación con Dios, puede pasar algo similar. "Seguir la corriente", puede hacer que nos creamos autosuficientes, más fuertes de lo que en verdad somos. Cuando la vida es fácil, la mente nos dice que somos capaces por nosotros mismos. Cuando nadie nos dice nada para corregirnos, llegamos a creer que todo lo estamos haciendo Perfecto y nos volvemos orgullosos. Sin embargo, cuando vienen los problemas, nos damos cuenta cuán débiles y cuán falibles somos.

Esto les paso a los israelitas, Dios los bendijo dándoles éxitos militares, paz y prosperidad, pero pensaron en un momento que había sido mérito propio, se volvieron soberbios y autosuficientes.

Cuando todo vaya bien, no debemos engañarnos ya que el orgullo puede llevarnos donde no queremos ir. Solo la humildad nos tendrá en el camino correcto: dependiendo siempre de Dios y agradecidos.


No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.